Blusa de lino color blanco con botones de nácar
Mi mamá, Mabel, aprendió a coser a los 17 años y desde entonces hizo toda su ropa. Esta blusa, que permaneció guardada en una caja por 40 años, sobrevivió a muchas mudanzas. Cuando la encontró no dudó en regalármela. Me conmueven las pequeñas puntadas a mano y la nobleza del lino. Usarla me conecta con esa joven mujer que salió a trabajar por su independencia a finales de la década del 50. Se avecinaba un tiempo de cambios sociales profundos. Las fotos de finales de la década siguiente la revelan igual pero distinta.

Blazer corto de gabardina color azul, sin forrería y mangas tres cuartos
Compré esta chaqueta alrededor del 2007. Informal y liviana, de fácil mantenimiento, se adecúa a múltiples ocasiones de uso. A lo largo del tiempo se fue decolorando en los bordes, eso lo dotó de más gracia. Me gusta creer que es una versión de la chaqueta de trabajo francesa – bleu de travail – diseñada originalmente como una prenda utilitaria, usada por primera vez por trabajadores e ingenieros ferroviarios en Francia a finales del siglo XIX. Es probable que el lugar que ocupa el trabajo en mi vida alimente esa creencia. Por otro lado, esta suerte de descontractura de una pieza en apariencia formal me resulta especialmente atractiva. Creo que seguirá conmigo muchos años más.


Andrea Lázaro escribe sobre moda y fotografía. Ver más