El archivo abierto de Vicki Otero

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Las pizarras de Archivo Abierto Otero . Las imágenes son una gentileza de “Crónicas de Moda y “Fundación Ida”

Un imponente tablón rectangular de madera clara sostenido por patas de hierro fue soporte de fotografías antiguas y de documentos de identidad de antepasados. De vestidos de colección y de un corsé de hierro. Fue apoyo de variadas telas, algunas en colores claros y otras estampadas que como reliquias se expusieron junto con figurines, recortes de revistas y catálogos para dar cuenta del universo creativo y experimental de una de las diseñadoras clave de la moda nacional: Vicki Otero. La cita fue en la sede de Colegiales de la Fundación IDA (Identidad Diseño Argentino) a la que convocó la publicación “Crónicas de Moda”, editada por Celeste Nasimbera, junto a Sebastián Rodríguez, el Coordinador del área de indumentaria de la Fundación IDA y con la excusa de mostrar el lugar y su acervo, pero, sobre todo, fue la oportunidad de revisar la vasta trayectoria de Otero que desde el invierno de 2002 digita diferentes modos de crear indumentos. La diseñadora, sin pensarlo demasiado, cedió su patrimonio a IDA para que lo preserve y, junto con la publicación digital realizaron el primer “Archivo Abierto”, un merecido recorrido por su hacer que la mostró muy emocionada al repasar su trayectoria.  

Revisar el pasado es necesario para dar cuenta de lo hecho, disfrutar del presente y continuar proyectando un futuro. Como en el caso de Otero, cuando se decide emprender con corazón y compromiso, detenerse en las huellas de lo realizado se vuelve menester para reparar que el motor sigue intacto. El diseño, además de conformar su estilo de vida y su profesión, es el canal de comunicación con su público, cuidado y celebrado. A Otero ya no le da lo mismo no saber quién consume sus diseños. Ella valora el contacto directo con quienes se apersonan en su taller y deciden coincidir en una nueva creación. 

Alejada de los mandatos fast fashion del sistema de la moda, se encuentra creando y revisitando prendas que son su leit motiv. Las mangas protagonistas que hoy operan como el último grito de la moda, son algo bien conocido para ella. Fueron una de las morfologías elegidas en sus primeros vestibles que poco tenían (y tienen) que ver con el glamour. Esos volúmenes se crearon en honor a sus abuelas gallegas, que se arremangaban y se ponían a trabajar en el campo. Esa era y sigue siendo su imagen de belleza. Su patrimonio radica ahí, en el gesto de no perder de vista sus antepasados, en destacarlos y recordarlos. Ya sea en cada manga, trabajando con el mismo sastre con el que trabajaba su mamá (también diseñadora especializada en diseños para fiestas) o dejando en claro en cada una de sus pasarelas el compromiso social: “No quiero que haya cosas que no tengan sentido. Voy justificando todo de acuerdo a mis raíces”. Mujeres trabajando sin duda han marcado su vida y su carrera. Lo vemos en las mangas voluminosas, pero también se percibe en sus delantales. 

Fotografías de las abuelas de Vicki Otero y sus modismos indumentarios

Los delantales aparecieron en su colección primavera verano de 2009-2010 en plena pasarela de Bafweek. Luego, en el invierno de 2010 para la colección Galicia, también se inspiró en sus antepasados y los delantales volvieron a gritar presente. En 2017, con la colección Industria Argentina, sus delantales percibieron otro giro de tuerca. No sólo se leía su herencia y su sangre, sino que se destilaba su compromiso social. En plena pasarela de Bafweek, instaló un taller que iba desmantelándose con cada paso de las modelos en escena, mientras la banda de sonido ideada por Fer Ciraudo recreaba el sonido de las máquinas de coser, las radios Am y las señales de cambio de turno en las fábricas. 

Con el hilvanado en primer plano y los delantales como estandarte, reivindicó el oficio y, sobre todo, el diseño nacional. En un momento donde todos los talleres estaban cerrando, Otero expresó su sentir en plena semana de la moda nacional, a modo de manifiesto. Porque la instancia de mostrar las últimas creaciones para algunos diseñadores también es el momento de expresar no sólo el concepto de la colección, si no su esencia, su bandera, de mostrar dónde están parados, de marcar lo que pregonan y dejar en claro a lo que se oponen. 

Otras prendas icónicas donadas por la diseñadora.

Vicki Otero lo entendió desde el inicio y esos desfiles performáticos encarnaron un statement de su legado, de sus preocupaciones y de su entorno. También deja en claro su visión al elegir el modo de confección y circulación. Habiendo tenido locales a la calle en Palermo y San Telmo y pasado por dos showrooms (uno en Belgrano y otro en San Telmo, junto a una peluquería), hoy en día opta por el trabajo comunitario y mancomunado que profesa Gloria Gráfica en Chacarita: “me costó mucho entender que tenía que ser fiel a mis cosas. Trabajo a medida, de forma más personalizada, con menos producción y sin un calendario de la moda. Ahora hago más prendas básicas, un buen saco, atemporal”. Así, Otero opta por una silueta sin género y vuelve una y otra vez a sus grandes éxitos que son ovacionados por sus clientas.

Detalles de la presentación del archivo

Los tablones siempre la acompañan. Desde muy chica, ya sea por la labor familiar, pero también cuando eligió estudiar diseño de indumentaria y se volvieron su hoja en blanco. En la actualidad, en el espacio que comanda Diego Posadas, también hay tablones que le permiten desarrollarse en armonía. En ellos vuelca sus hits de la sastrería porteña para revisitarlos, modificarlos y adaptarlos a clientas y a climas de época. Como buena obsesiva de la moldería, constantemente busca mejorar sus prendas y actualizarlas para que haya variedad y sus clientas fieles y las nuevas encuentren en sus vestibles la comodidad y el disfrute de portar prenda argentina de diseño. 

El actual taller de Vicki Otero, en la imprenta “Gloria Gráfica” situada en la calle Elcano .gentileza: Vicki Otero

Porque el nuevo diseño argentino, ese que fundó sus bases allá en 2001, en medio de una de las crisis que más golpéo a la sociedad argentina, producto de decisiones liberales que poco tenían que ver con el cuidado y la protección del pueblo de la Nación, es una categoría infinita y poderosa que en la actualidad, veinte años después, se reconfigura con un fuerte compromiso. Quienes marcaron esa época fueron esos diseñadores y esas diseñadoras que generaron nuevas posibilidades de acción en relación con la vestimenta. Ya sea porque abordaron al diseño desde lugares poco comerciales. Ya sea porque su compromiso político se expuso en cada puntada. Ya sea porque abrieron el juego a nuevos estilos de indumento que poco tenían que ver con las tendencias que bajaban desde otros puntos del planeta. 

Ese nuevo diseño argentino irrumpió desde las aulas de la recientemente creada carrera de Diseño de Indumentaria y Textil de la UBA y también de lugares más instintivos y autodidactas. En vínculo constante con el arte, la moda se encolumnó en oposición a lo ya conocido. En esa cartografía se ubicó Vicki Otero. Por eso, para ella lo político, lo social, lo diferente, como lo a medida, lo hereditario no le resulta novedoso. Lo conoce bien y hoy en día lo resignifica en el taller montado en una antigua imprenta del barrio de Chacarita denominada “Gloria Gráfica” , que cerró sus puertas antes de la pandemia y que Diego Posadas junto a su pareja , María Eva Blotta y un grupo de amigos y amigas reabrieron con la excusa de juntarse y disfrutar de encuentros, tertulias y jornadas de pensamiento. 

Así, en 2022, nacieron las primeras “Imaginaciones Políticas”, con motivo de conmemorar los veinte años que se cumplían del 2002, año “marcado por los ecos del estallido social de 2001, aquel año fue un verdadero laboratorio de participación social, con un gran protagonismo popular en las calles, asambleas y rutas en donde se gestaban nuevos rumbos democráticos. Fue también el año en que el asesinato de dos jóvenes piqueteros, Dario Santillán y Maximiliano Kosteki, precipitó el inicio de un nuevo tiempo político, cargado de tensiones y de expectativas, un antes y un después”, según relata Posadas. 

La coincidencia entre Otero y Posadas fue instantánea. A partir de un encuentro con el textil y la serigrafía en un proyecto que incluyó guirnaldas sublimadas inspiradas en viejas tapas de discos de vinilos encontrados en un volquete, oficiaron de excusa para congeniar en variopintas acciones. Siempre con el foco puesto en el trabajo en conjunto, con compromiso, recordando el pasado y poniendo en valor las bases. Lo político aflora en cada decisión y cada puntada no librada al azar, sobre el tablón, sobre los cuerpos que se visten de Otero y sobre la pura confianza de obrar en sintonía con su identidad.

En ocasiones el espacio de moda, deviene en una sala de proyección de cine. Foto; Vicki Otero

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