Las decisiones en el Placard de Catalina Greloni Pierri

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Cuando Catalina escribe y analiza sobre la moda, música y las tendencias digitales, la mueve el pulso latinoamericano de lo que se está cocinando entre las nuevas generaciones para así poder comunicar todo aquello que está sucediendo. Es diseñadora de Indumentaria y Textil (FADU/UBA) y editora de la publicación digitalo@lebananas . Además colabora en La Nación, L ́Officiel y Rolling Stone, y es una de las cofundadoras de @viraliza.arte, una comunidad de arte emergente.  Otra faceta menos conocida de su bio indica que integra el Seleccionado Argentino de Cricket, @lasflamingocricket

La flor de rupias

Un anillo que compré en Uruguay hace más de 10 años y que no hay semana que no lo use. Tiene un encanto especial y es atracción asegurada en niños (porque hace ruidito) y señorial por igual. A simple vista parece una flor de plata pero si se lo mira más de cerca se aprecian las cuatro monedas 25 paisas, monedas indias ya fuera de circulación y objeto de coleccionistas. En el dorso del anillo aparecen en cada moneda cuatro leones asiáticos sentados, espalda con espalda, sentados sobre el pilar de Ashok. Yo, que soy de Leo con ascendente en Leo, elijo creer en el poder de los felinos y de mi amuleto preferido.

“La mayoría de mis prendas favoritas, mis comodines o esas piezas que me caracterizan cargan con una historia por detrás o valor afectivo y, cada vez que las uso, me acuerdo cómo o por qué llegaron a mi placard. Son prendas u objetos que me aportan cierta seguridad emocional y que, inconscientemente, funcionan como amuletos” enuncia Catalina sobre las piezas más preciadas. Sostiene a rajatabla que en su placard, sus prendas no se conservar entre papeles de seda.

Los anteojos mágicos

Una muy amiga sabe que me gustan mucho las gafas y las tengo de todas sus formas, colores y materiales. También tengo algunos de fantasía, de buena calidad, que uso y llevo cuando necesito un poco de magia. Sofía me regaló esta edición limitada nº 3202 que Lacoste lanzó por su aniversario de 60 años, en 1993. Igual no es el aspecto histórico lo interesante de los anteojos. Son los más chicos y prácticos para llevar en una cartera chica o riñonera, su funda es perfecta, hecha en una sola pieza y hasta con pasacinto y el nivel de detalle y diseño de las lentes es bárbara, desde la estampa semi pied de poule sobre el celeste, el ángulo de 90º que forma la patilla y su aire atemporal. Además, Sofi tiene los mismos pero con el estampado rojo, ambos herencia de su madre, que no llegué a conocerla, pero no dudo de su ojo estético. 

El abrazo de la abuela

Mi abrigo preferido es un tapado de jean de media estación que mi abuela Mila usaba de salida de playa. Todavía tengo la imagen mental de cuando nos llevaron a conocer México. Ella, con su pañuelo de seda puesto a modo de turbante para no despeinarse, el remerón gris de Cancún por encima de la rodilla y encima el batón de jean celeste claro. Todavía no entiendo bien cómo es que lo usaba en verano porque es un denim de más de 14 onzas. Sus padres tenían un almacén de Ramos Generales en Carmen de Patagones y yo fantaseo que vino de allí porque parece de industria nacional. Es un diseño hecho sobre la tipología de la camisa, simple y austero, con botones de plomo, un bolsillo plaqué en el pecho y dos bolsillos escondidos en el frente que hacen las veces de cartera porque son profundos. Hace rato lo ojeaba en su placard y, como nunca se lo veía puesto, me envalentoné y se lo pedí. Le dije que yo lo iba a usar más que ella y que le iba a dar buen uso. Ahora que mi abuela no está más en este mundo la siento más cerca cuando uso algunos de sus objetos, porque me recuerda a cómo combinaba la ropa, cómo plegaba  las mangas cuando tenía calor, con qué accesorios y metales las combinaba. Creo que el estilo está ahí, en las pequeñas decisiones personales”.

Una cartera de cada lado familiar

“No soy una persona fetichista de las carteras, los bolsos y menos que menos de aquellos nuevos bolsitos del demonio en los que no entran el celular y tenés que andar cargando cosas en la mano. La mayoría de los contenedores me molestan un poco y no me divierten tanto como portadores de símbolos de status, pardon my sobre análisis. Por eso prefiero los bolsillos o tener carteras que permitan llevar lo justo y necesario. A veces estoy dispuesta a hacer excepciones. Más cuando se trata de vintage y de herencias familiares. Del lado paterno tengo un sobre de cuero negro, cierre pellizco y un león dorado que mi abuela usaba en ocasiones especiales. A mí me gusta usarlo con jeans y sacarle la solemnidad de los años precios. Me rijo bajo el lema que dice que la ropa está para usarla, no para vivir en cajas, ni estar envuelta en papeles de seda”. 

Sobre negro heredado de su abuela paterna.

La mini azul

“Cada vez que uso esta minifalda de Celia B me levanta el humor. No falla. Muy pocas veces vi brocatos tan lindos como los que se usaron para armar esta falda. La mitad parecen retazos de sillones, pero están tan bien combinados, tan pop, tan gráficos que la vi y quedé prendida. Además, la silueta A es bastante sentadora. El cierre frontal de plástico la vuelve sport y kinky a la vez de una manera difícil de explicar, pero los bolsillos frontales profundos la vuelven la mejor opción para ir a cubrir recitales, para sacar y guardar el celular mil veces cuando sea necesario. La funcionalidad siempre está presente en mi modo de vestir. Cuando quiero dejar de usar ropa negra, me paso al azul y voy en monocromo con esta falda y una musculosa de JT que ya es parte de mi uniforme de verano”. 

Minifalda azul de línea evasé con un cierre frontal “kinky” y deportiva a la vez.
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