SASTRERÍA: EL OFICIO QUE NO ENVEJECE 

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Desde 2019 y bajo el nombre Trasto, las diseñadoras Guadalupe Silva y Cynthia Schlegel trabajan en una marca de sastrería contemporánea que se focaliza en el detalle y la terminación. Destacan el valor conceptual y poético que cada objeto textil tiene para dar.  Desde la emblemática cúpula del Edificio Bencich diseñan y confeccionan prendas sastreras a medida acorde a los deseos y particularidades de cada cliente.

La sastrería, el oficio de las prendas de vestir tiene mucho para contar y parece permanecer impune a las tendencias pasajeras. Christopher Breward en The Suit: Form, Function & Style investiga el traje en todas sus cualidades estéticas, materiales, filosóficas y políticas. Entre los looks más formales hasta los más casuales las piezas del traje pueden intercambiarse por un jean o jogging  y crear nuevos códigos vestimentarios. 

A lo largo de la historia, la sastrería representa un oficio con énfasis en los detalles y las técnicas de construcción.  Las piezas del traje se construyen como  prendas básicas del placard y también como comodines  adaptables de ideas cambiantes.  En un contexto donde los movimientos activistas discuten el fast fashion, la elección de prendas atemporales a la manera de un coleccionista de indumentaria (desde su forma, color y materiales) lo sartorial constituye el entramado de un outfit que no pasa de moda. 

En la famosa esquina de Diagonal Norte y Florida, se encuentra Trasto. Un estudio- atelier fundado por Guadalupe Silva y Cynthia Schlegel que se dedica tanto al diseño como al asesoramiento especializado para la realización de prendas personalizadas, a medida y Prêt-à-porter.

Guadalupe estudió Diseño Textil y Cynthia optó por Diseño de Indumentaria , ambas en la Universidad de Buenos Aires. En los talleres se encontraron con intereses que decantaron en el universo del trabajo a medida y con la premisa de recuperar algunas prácticas vestimentarias: “rescatar ir la modista. Traer ese oficio a la realidad, más aggiornado con la poética de microcentro, un lugar de trabajo” comenta Cynthia.

Guadalupe recuerda cuando una clienta que encargó un traje para su boda, les planteó que anhelaba seguir usándolo después, en su vida cotidiana.  La sastrería que proyectan responde al día a día, que no sean archivadas y olvidadas. De ahí que enuncia: ” Miramos hacia el pasado pero con estas ganas de hacer prendas que duren. Hay una idea optimista, de darle otro sentido. Pensamos que esto va a estar colgado en el perchero de una madre y de una abuela el día de mañana y uqe una persona va a decir  ¡ah mirá! esto me gusta, ésto lo puedo seguir usando. Eso que encontrás en una feria vintage. Pero no las ferias donde se venden las cosas del año pasado, eso sigue siendo fast fashion.”

Guadalupe Silva y Cynthia Schlegel , las diseñadoras de “Trasto”

El nombre hace alusión  a un objeto que no sirve o carece de valor, inclusive que estorba. Trasto, apunta  Guadalupe, “es esa cosa vieja que no sirve para nada … pero depende de quien la encuentre. Hay algo de melancolía y  de la pieza única, irrepetible”. ” Se compone como una pieza inspiradora que sirve para hacer más cosas”. Para Cynthia, “esa es la resignificación que hacemos, darle otro juego a la melancolía. No hacemos upcycling sino que pensamos en cómo esta pieza el día de mañana va a ser vintage, va a estar en un placard. No hacemos juego con la moda porque quizás en dos años cambie.  Desde su concepción está la idea de que sea algo que perdure, que no se vuelva un descarte.”

El saco atraviesa edades y desarma construcciones de género; así lo señaló la icónica figura de la actriz Marlene Dietrich, al adoptar prendas de sastrería para crear su inconfundible estilo. En relación a las influencias de Trasto y al interés por la sastrería, “pensamos en Patti Smith, en el libro Éramos unos niños, estábamos hablando de la cultura de Nueva York de los setenta. Esa onda, nos gustaba mucho a las dos, fue un poco eso, descontextualizar la sastrería y hacerla más informal.” afirman las diseñadoras. 

La figura que proyectan en sus bocetos está asociada  a  una persona “fuerte y a su vez sutil, la persona que viste Trasto busca comodidad (casi nadie  viene con tacos, siempre en zapatillas), que le gusta el cine, teatro… Tuvimos clientas actrices, gente que trabaja en el mundo de la literatura, nuestro proyecto llama mucho a ese público,  ávido de no consumir lo mismo que el resto.” 

Los colores que visten el perchero mientras  las visito para la entrevista  son los óxidos y los terrosos. “Hay un verde lima que va más allá de lo que deseábamos, lo va pidiendo la marca” comenta Guadalupe, como si fuera un personaje de ficción que irrumpe en la escena.  “Probar otras cosas, fotos, series de imágenes, llevarlo a un punto más artístico, o un objeto que no sea textil.” Así,  Trasto busca ampliarse a otro universo. 

Para la historiadora Christine Bard, el traje refleja el orden social y lo crea, oficiando sobre el control de los individuos. Bard  considera al traje como un lenguaje que tiene un alcance político. Entre los cruces y los debates  contemporáneos  entre el fast fashion  y la recuperación de  los oficios con tiempos más pausados – ésos que desafían la vorágine y los  imperativos de las tendencias- el traje se sitúa como  un atavío ineludible en la historia de la moda. 

Escenas en el microcentro, con las prendas de “Trasto.

Las imágenes son una gentileza de Trasto 

Web: www.trastoba.com.ar

Instagram: @trastoba

Bibliografía

Bard, C. (2012) Historia política del pantalón. Tusquets: Barcelona.

Breward, C. (2016) The Suit: Form, Function & Style. Reaktion Books: London. 

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