La cápsula de Gadea para el otoño 2022 suma cuellos de apariencia victoriana y que fueron urdidos por randeras tucumanas según las instrucciones de la diseñadora

El imaginario de Cecilia Gadea remite a las tramas sobre las costureras y la moda de Silvina Ocampo en “Recuerdos de Infancia y también a relatos de “La furia y otros cuentos” que se desprende de sus calados en satén y el uso de voiles de seda sobre lanas. Su bitácora de diseño desde el invierno de 2000 a la actualidad propone un rescate del pasado y de los oficios en extinción. En la investigación previa a cada colección, cual una antropóloga, Cecilia indaga en la arquitectura de la ciudad, los álbumes de familia, las pátinas de añejas paredes, los pliegues de libros en proceso de encuadernación. La extensa galería de calados que durante años estuvieron clasificadas en carpetas alusivas a cada colección- en su mayoría presentadas en BAF WEEK o en pizarras de diseño, mutaron en piezas cuasi pictóricas, dispuestas en las paredes de su estudio de Palermo y en la actualidad, en su estudio hogareño.
–Cómo y cuándo surgió la colección cápsula con las randeras tucumanas?
-Desde mis primeras colecciones trabajé con la técnica de broderie, bordando telas impermeables y paños de lana, telas no habituales para este tipo de bordado. Desarrollé mis propios dibujos, experimentando con iconografía relacionada con la inspiración de cada colección, como por ejemplo, tipografías, logrando un uso diferente del recurso. En el caso de esta serie de prendas realizadas con el bordado de randas, la búsqueda y la intención es la misma. Me propuse rescatar el uso de esta práctica ancestral y resignificarla, además de apoyar y potenciar el trabajo de este grupo de mujeres. Durante la primavera de 2021, durante un viaje de intercambio de saberes en Formosa, pude conocer de cerca el trabajo de las artesanas de una comunidad Wichi y maravillarme de su trabajo paciente y dedicado . Durante las largas jornadas de viaje por la ruta, Lucía Cardini, la organizadora de esta experiencia desde la fundación Niwork, me mostró fotos del trabajo de las randeras de Tucumán. Fue amor a primera vista. Me cautivó la delicadeza del bordado, lo detallista del trabajo y a la vez lo austero del hilo de algodón con el que se borda. Es un recurso que data de muchos siglos atrás y es una reinterpretación local del encaje de la época colonial. Enseguida lo visualicé en mis prendas y quise armar mi propio relato con ellas.Cuando volví a Buenos Aires contacté a la coordinadora de un grupo de las randeras de Tucumán y le encargué algunas piezas para empezar a probar.

–¿Qué prendas clásicas de Gadea revisitaste y cuáles se sumaron?
-Me gusta mucho combinar los desarrollos que realizo ya sean bordados o calados con el tejido. Es una constante en mis colecciones, por lo tanto la mayoría de las prendas de esta cápsula van a ser productos del rubro knitwear. También estoy desarrollando un dibujo que imaginé para abrigos y camperas más urbanas. Serán casi todas piezas únicas, para respetar el valor de lo hecho a mano.Serán pocas prendas en esta primera instancia, ya que cada desarrollo lleva tiempo y al recibir el bordado recién empieza el proceso de llevarlo a la prenda.

Sweater crudo con manga corta y randa a tono.

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“Me cautivó la delicadeza del bordado, lo detallista del trabajo y a la vez lo austero del hilo de algodón con el que se borda. Es una reinterpretación local del encaje de la época colonial. Enseguida lo visualicé en mis prendas y quise armar mi propio relato con ellas”.
Cecilia Gadea.
