La licenciada en Bellas Artes y curadora analiza la incorporación de la Licenciatura en diseño de indumentaria y textil en la Facultad de Humanidades de Rosario y se refiere a su interés por la moda .

El diseño y la moda copan un nuevo espacio en Rosario con la creación de dos carreras en la
reconocida Universidad Nacional de Rosario. La Tecnicatura en Diseño de Indumentaria y Textil y la Licenciatura en Diseño de Indumentaria y Textil son las flamantes incorporaciones que a partir de 2023 tendrán lugar en diferentes sedes de la Facultad de Humanidades y Artes. Es que como bien explica su Coordinadora, la Licenciada en Bellas Artes, docente y curadora, María Laura Carrascal, el clima de época vuelve menester continuar con la intelectualización del sistema de la moda. En ese entramado tiene relevancia el gesto de la UNR. La creación de dos carreras de diseño le brinda a la comunidad la posibilidad de aprender en una prestigiosa institución pública y nacional para desarrollar una tarea que contribuirá con el mercado regional a la vez que formaráprofesionales especializados tanto en el área de diseño y confección del oficio mismo como en áreas relacionadas con la investigación y la comunicación de moda.
¿Cuándo surgió la posibilidad de crear las carreras de Diseño de Indumentario y Textil?
-Desde 2014 comenzamos a pensar la posibilidad de las carreras a partir de los denominados CCC
(Ciclo de compensación curricular) que son trayectos que por ejemplo a quien hace una
carrera terciaria, cursando seminarios que en general son los sábados, puede completar el
título y tener una licenciatura. En el año de la pandemia surgió la posibilidad de pensar en la
creación de la carrera más concretamente, con los CCC y con docentes de la facultad, y con
una orientación más teórica. Para la creación tomamos como punto de partida una experiencia
que había recientemente la universidad con las carreras de turismo que solían ser privadas.
Esa fue una idea que, si bien no es igual, sí fue faro para poder optimizar recursos, cosas que
ya estaban funcionando y podíamos hacer algo compartido con la facultad de arquitectura.
En el programa de las carreras se percibe una amplia oferta de materias, tanto las
específicas del hacer del diseño, como otras que tocan diferentes áreas de conocimiento,
como mercadotecnia, publicidad, sociología, lenguajes artísticos.
– ¿Siempre fue esa la intención?
-Empezamos a trabajar con dos comisiones de cada facultad (Arquitectura y Humanidades) que
mantiene materias que le son propias a cada facultad y otras que son propias de indumentaria.
sobre todo, para ajustarse a los tiempos actuales, a veces más acotados, que permiten meterse
a la práctica más rápido. En línea un poco con lo que pasa internacionalmente, carreras de
grado más acotadas y posgrados varios. Además, Rosario es una ciudad enmarcada en la
industria textil. Por eso tuvimos reuniones con varias empresas de acá, sobre todo de ropa
deportiva porque la idea es que haya la mayor cercanía posible con la industria. También tiene
prácticas pre profesionales. La licenciatura sí tiene una orientación más teórica, pensada un
poco para el diseño de autor complementadas con materias como sociología de la moda,
comunicación y narrativa y lenguajes artísticos.
Por otro lado, también estamos incorporando el programa para acercar la universidad a
sectores que normalmente no ingresan a la universidad por varios motivos, por limitaciones
materiales, económicas, conceptuales. Este programa de universidad popular, que
generalmente se da en zonas más barriales donde se están haciendo cursos de diseño, queremos
sumarlo a la universidad, para que también en esos espacios se cursen materias. Para que haya
intercambio. Nos parece fundamental por el ida y vuelta y lo que puede generar ese cruce, de
gente que quizás tiene mucho oficio y no tiene experiencia universitaria y a la inversa.
La creación de carreras de diseño, de producción de moda, de comunicación, a la vez que la
proliferación de textos académicos, libros y toda producción crítica que tematice sobre las
variadas prácticas vestimentarias que componen el sistema de la moda son fundamentales para dimensionar la colosal importancia de la moda en la vida cotidiana. Si bien es habitual abordarla
desde una perspectiva más relacionada con lo comercial, donde automáticamente adjetivos
como banal, frívola o utilitaria invaden esos discursos, también hay otro costado que desde la
década de 1980 puja por desmarcarse del ala capitalista liberal y proclama las dimensiones
sociales, culturales y artísticas como referencia para pensar la cultura del vestir.
En esa línea, la formación de profesionales que puedan venir de otros campos pero que
vislumbren las posibilidades de acción dentro de la moda se vuelve crucial para desarrollar por
ejemplo la crítica y curaduría de moda. Carrascal sabe bien de eso, hace varias décadas que contribuye con sus escritos y sus muestras que conjugan arte y moda. Cuando terminó el secundario en Rosario, su ciudad natal, no había una institución universitaria que abrace su gusto personal, el diseño. Por eso, se anotó en un curso no formal de diseño de interiores que daba un artista reconocido. Luego, se anotó en la Facultad de Humanidades y Artes para estudiar Bellas Artes donde se especializó en escultura.
Desde el comienzo, trabajó con textiles, imprimió en telas, experimentó con distintos géneros y con la cuestión de lo femenino. En ese entorno se le presentó la oportunidad de volcarse a la investigación y esa decisión la acompaña desde entonces. Al igual que la docencia, donde ejerció en todos los niveles.




–¿De dónde surge tu gusto por la moda?
-Es bien autobiográfico. Una de mis abuelas era modista, de hecho, tengo su libro con los
pequeños moldes. Otra, la materna, tenía una casa más grande, con roperos, uno con el de la
ropa que usaba todos los días y otra con ropa muy hermosa que ya no usaba. Visitándolas y en
medio de todo eso aprendí a coser, desarmando prendas y armándome nuevas. Yo no sé hacer
moldes desde cero, si no calcando de revistas y también de un trabajo más de deconstrucción
pensando qué podía hacer con eso que tenía. También tenían guardadas revistas de moda como
Claudia y Filigrana y eso también habla del clima de época. Para la generación de mis abuelas
era casi un mandato coser o arreglar ropa. Mi mamá ya no continuó con ese legado. Su
generación desandó ese tipo de prescripciones. A mí siempre me gustó la indumentaria porque
hay una cosa desde el anclaje popular cercano. Soy la primera generación de universitarios de mi familia. No tenía libros teóricos, si no más novelas. Y todo lo que hice fue en instancia de instituciones públicas que te va constituyendo. Si bien inicialmente no fue decisión mía, cuando pude elegir también opté por la educación pública. Tiene que ver con unaconvicción que luego la hice parte de mi proyección personal.
En perspectiva, el recorrido de María Laura Carrascal tenía que desembocar en la creación de
las carreras de diseño, en su querida Rosario, aportando toda su experiencia y formación y
también dándole otro vuelo desde la perspectiva artística y de investigación. Sus primeros pasos
en la curaduría, una práctica fundamental del campo artístico, fueron en 2011 acompañando a la
artista Marcia Schwarts en Fundación Osde. Luego le siguieron algunas muestras más ligadas a
la moda, como una retrospectiva de la obra de los diseñadores Mario Buraglio y Víctor del Grosso, artífices de la firma de culto Varanasi, y luego Magia Negra , una retrospectiva del diseñador Pablo Ramírez y su interacción junto a los fotógrafos Val Musso. Esa exposición, que reunió las piezas vestibles del diseñador oriundo de Navarro, las fotografías de Luciana Val y Franco Musso y video instalaciones, tomó forma por primera vez en la Fundación Osde en Rosario en 2015 y en 2016 se trasladó en formato más extenso en la sede de Buenos Aires.
–¿Disfrutás del rol de curadora de moda?
Siempre es un desafío. Desde lo que implica pensar en el espacio, la propuesta, no es que me
proponen una curaduría y yo pienso que todo es positivo. Siempre la contracara implica algunas preocupaciones por las limitaciones de cada época y las circunstancias. Lo que más me gusta es que mientras que un trabajo académico de investigación uele tener una circulación más restringida, con una curaduría podés dar cuenta a un público más amplio. Si bien ahora ha crecido muchísimo, por ejemplo, gracias a fenómenos como la colección de libros de estudios de moda de Ampersand. También me interesa la diferenciación recortada en el tiempo de arte alto y artes menores, eso me interesa porque con las muestras que tienen que ver con diseño de indumentaria hay algo que para mí
es interesante y tiene que ver con que la gente que trabaja en una galería en otros aspectos, ya sea en la iluminación o en la limpieza . Tiene que ver con que todos nos vestimos, todos usamos ropa, a
veces más o menos consciente pero hay un ejercicio de selección y creatividad que todos
ejercemos cada día cuando nos vestimos.
– ¿Considerás que la convocatoria de las muestras de moda responde a la familiaridad del gesto de vestirse?
-Considero que sí. Dependiendo del capital cultural que cada uno tiene, será más o menos consciente.
Yo di clases en todas las instancias, pero cuando daba indumentaria les decía a mis alumnas
que hasta los que menos parecieran tener contacto con la moda, los del centro de estudiantes,
por ejemplo, no ven que hay una elección de ciertos colores.
-¿Qué pensás que va a aportar la nueva carrera a Rosario?
-Por un lado la formación práctica y técnica . Por otro, que al ser una carrera del ámbito
universitario, sumará la reflexión crítica sobre el quehacer que corresponde a cualquier carrera
universitaria del sector público. No solamente tener el expertise que te concentra la carrera sino
también la reflexión crítica de lo que se está produciendo tanto en lo económico como en lo
social.
Para más información sobre las carreras y su inscripción, remitirse a:
https://fhumyar.unr.edu.ar/carreras/grado/128/licenciatura-en-diseno-de-indumentaria-y-textil
https://fhumyar.unr.edu.ar/carreras/pregrado/122/tecnicatura-en-diseno-de-indumentaria-y-textil