Un libro y un archivo fotográfico en construcción, que ahondan en la estética de dance hall y en los cruces contemporáneos vinculados con las estéticas del reggaeton, twerk o trap, aquellas en que las mujeres exhiben sus cuerpos como una declaración de autonomía.

El 8 de abril de 1992 en un club nocturno de Saint Catherine, Jamaica, aconteció “Dancehall versus Uptown”, una batalla de moda en la que a la manera de un sound clash, cuatro modelos profesionales de clase media alta, entre ellas Erica Aquart, Miss Jamaica 1990, y cuatro bailarinas de dancehall de barrios marginados, se enfrentaron una a una para mostrar al público sus habilidades de estilo y baile.
Al final de la noche Carlene Smith, venció a Aquart, y por haberle ganado a la reina de belleza, Smith se autocondecoró ” la reina del dancehall”: la primera Dancehall Queen. Ésta y otras historias sobre la cultura del dancehall y el papel central de la ropa en su desarrollo, se cuentan en el libro Dancehall Queen. Erótica subversiva editado por Donna P. Hope y Carla Lamoyi, y publicado por la editorial independiente mexicana Fiebre Ediciones y The Dancehall Archive & Research Initiative.
El libro, escrito desde una mirada femenina y subversiva, explora el dancehall no sólo como un género músical y estilo de baile, sino también como un estilo de vida y una manifestación artística de resistencia ante la explotación del cuerpo femenino negro en Jamaica ( y que mujeres de comunidades marginadas o periféricas en países latinoamericanos y del resto del mundo han tomado como propios).


El segundo ensayo se denomina “Seduce con tu estilo: la moda dancehall” y fue escrito por la investigadora jamaicana Lisa Tomlinson (Profesora del Instituto de Estudios del Caribe de la Universidad de las Indias Occidentales en Jamaica, y también autora de The African-Jamaican Aesthetic: Cultural Retention and Transformation across Borders).
Desde allí Tomlinson analiza el papel central que tuvieron la ropa y la moda en el desarrollo de la cultura dancehall en las décadas de los ochenta y noventa. Alude a que el ethos del look dancehall es atrevido, extravagante y ruidoso. “ As bare as you dare” –tan desnuda como te atrevas-. En esta lógica, los placards de las divas, queens y bailarinas estaban colmados de leotardos, de medias de red, de cacheteros, tangas y vestidos transparentes.
Mientras que en el tocador, se destacaba un alta compuesto tanto por las pelucas de colores brillantes, las uñas postizas, los aditamentos para lograr maquillajes estrambóticos y un alhajero con aretes enormes de bambú, pulseras, tobilleras y cadenas. O quizás un sombrero Kangol colgando del marco del espejo.
Estos atuendos y movimientos de baile, que en muchos contextos se describían como indecentes, incluso obscenos, para las mujeres del dancehall, en su mayoría negras, significaban un desafío directo a los estándares de belleza occidentales y a las regulaciones de la feminidad y sexualidad femenina.
En el contexto del dancehall, la moda extravagante y sensual se convirtió en una herramienta central para la autoafirmación de los cuerpos femeninos negros históricamente maltratados y reducidos a mercancías, y para reclamar su autonomía. Además de ser un vehículo de liberación, la ropa arriesgada y salvaje también se volvió un espacio de creación dado que muchas veces las propias bailarinas diseñaban sus
vestuarios de acuerdo a las coreografías gimnástico-eróticas: top entubado y panty pequeña para girar mejor, cadenas doradas pesadas para resaltar ciertos movimientos, zapatillas para los bailes callejeros, tacones altos para el club. El florecimiento del dancehall también dió lugar a que surgiera un mercado importante, vigente hasta la fecha, de peluqueras, costureras, diseñadoras en muchos casos sin formación profesional, dedicadas a crear y producir estos atuendos de un sólo uso porque si hay una máxima en el manual de estilo del dancehall, es la que sentencia: “no hay lugar para la repetición”.


Dancehall Queen Danger fotografiada por Carla Lamoyi.

En línea con las ideas de liberación del cuerpo y los cánones de belleza, la escena del dancehall cuenta con mucha diversidad corporal, sin embargo no escapa por completo de las prácticas patriarcales, sobre todo en relación a la objetivación y mercantilización del cuerpo femenino. Desde los noventa se promueven ciertos estándares y tipos de cuerpo más deseables que responden a una mirada externa.
Esto ha dado lugar a prácticas de modificación que van desde las cirugías estéticas hasta la ingesta de píldoras para engordar pollos para intentar hacer crecer las nalgas, pechos y caderas. Hoy, el espíritu extra sensual y osado de la moda dancehall se puede ver en las estéticas del reggaeton, twerk o trap en las que las mujeres exhiben sus cuerpos con osadía y tremenda franqueza sexual como una declaración de empoderamiento y autonomía. Ante este florecimiento, corresponde destacar que el origen de esta estética está ligada a una historia compleja que corresponde da un pasado colonial, esclavista y racista, pero sobre todo a un espíritu de lucha y subversión mediante el goce y la sensualidad.




Dancehall Queen: Erotic Subversion / Subversión erótica
http://www.dancehallarchive.org/dancehall-queen-erotic-subversion-subversion-erotica/